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Este año 2025, Delaguía y Luzón cumple 65 años. Nuestro despacho de tercera generación se enorgullece de celebrar tan importante aniversario y de conmemorar esta trayectoria con nuestros clientes.
A través de una entrevista con Don Gonzalo Gómez Luzón, segunda generación de la firma y consolidador clave de este ilusionante proyecto, compartimos una visión personal y profesional avalada por su dilatada experiencia y la excelencia en el saber hacer.
Acompañando a Don Gonzalo Gómez Luzón recorremos la historia de la firma, nos acercamos a sus orígenes y a sus valores fundacionales, sin dejar de preguntarnos por los retos de futuro de los despachos profesionales.
¿Cuáles fueron los orígenes que le llevaron a iniciar este proyecto profesional?
La empresa nació de la mano de mi padre Gonzalo Gómez, fundador del despacho e inspector de trabajo. Empecé mi andadura profesional a su lado como Graduado Social, dedicando mi trayectoria profesional al área de laboral.
¿Cuáles considera que son los principales valores que han acompañado su carrera profesional y que han permitido consolidar el despacho?
Las líneas principales de mi profesión han estado marcadas por la importancia de la capacidad de conciliación y la búsqueda de soluciones justas y beneficiosas para todas las partes.
Para mí, los valores principales han sido la profesionalidad, la honestidad y la cercanía con el cliente. Durante los ocho años que pertenecí a la Junta de Gobierno del Colegio de Graduados Sociales de Valencia hice hincapié en estos principios.
¿Qué sintió cuando su hija decidió estudiar derecho? ¿Qué supuso su incorporación al despacho?
El hecho de que mi hija decidiera estudiar derecho y quisiera ejercer la profesión junto a mí, supuso una inmensa ilusión, no solo desde el punto de vista profesional, sino también personal.
Para cualquier padre, ver como alguno de sus hijos le acompaña y perpetua su legado es una alegría y un gran orgullo. Para el despacho supuso un enriquecimiento fundamental y un paso definitivo para su crecimiento y desarrollo. Pasamos de ser un despacho especializado en el área de laboral, a diversificarnos en las áreas de laboral, fiscal y tributario.
¿Cómo valoraría los años de ejercicio de la profesión junto a su hija Sonia Gómez-Luzón García?
Desde todos los puntos de vista, han sido positivos, gratificantes y enriquecedores.
Mi hija posee un carácter receptivo y responsable que ha hecho que todos estos años a su lado hayan sido una experiencia inmensamente valiosa y un gran aprendizaje para los dos.
La familia no solo creció en el despacho, sino que, inevitablemente, a medida que este crecía, se incorporaban más personas al equipo. ¿Qué ha representado para usted el equipo en su despacho?
En efecto, el despacho fue creciendo de manera orgánica y fue necesario incorporar nuevo personal. Para mí, el equipo es la gran fuerza del ejercicio profesional. El conjunto de personas que conforma un despacho es una gran familia que entiende y comparte valores y objetivos.
Es responsabilidad de la dirección transmitir estos conceptos. Solo si todo el mundo rema en el mismo barco y en la misma dirección se llega a buen puerto.
En 2015, el despacho dio un paso más en su evolución a través de la fusión con la firma Delaguía pasando a denominarse Delaguía y Luzón. ¿Cómo se entiende este paso?
Este nuevo paso se contextualiza dentro del reto que supone vivir en un mundo cada vez más globalizado y complejo. La firma Delaguía se une a la nuestra para crecer de una manera sostenida y firme, y con el objetivo proporcionar los servicios más profesionales, especializados y cercanos posibles.
¿Cuáles considera que son los grandes retos del presente y del futuro para los despachos profesionales?
Como hemos comentado, estamos en un mundo cada vez más globalizado y tecnológico.
Estas circunstancias traen consigo muchas ventajas, pero igualmente retos muy importantes. La creciente competencia, una mayor complejidad en general y del ordenamiento jurídico en particular requieren contar con equipos sólidos, completos y especializados. La cooperación entre despachos, la fusión o la integración son herramientas que permiten dar respuesta a estos desafíos.
Pasando a un contexto más personal, ¿tiene alguna afición con la que haya compaginado su profesión y que sea una vía de escape de la vida profesional?
Mi mayor afición, a la que dedico parte de mi tiempo libre desde mi juventud, es la pintura, en particular la acuarela. En el entorno de nuestra ciudad de Valencia tenemos paisajes maravillosos bañados por una luz extraordinaria.
El buen clima de nuestra región me permite salir a la naturaleza y pintar al aire libre durante varios meses al año. También trabajo con material fotográfico propio.
Finalmente, tras la trayectoria descrita, ¿de qué aspectos se enorgullece?
Me enorgullezco de la familia que he creado y que siempre me ha apoyado. También me enorgullezco de los amigos y compañeros que he hecho tanto en el ámbito personal como en el profesional.
Me enorgullezco de que en nuestro despacho a lo largo de los años se hayan formado profesionales que posteriormente se han establecido por cuenta propia. Tengo muchas razones para sentirme feliz y agradecido tanto a nivel personal como profesional.
¿Se atrevería a dar un consejo a los despachos profesionales?
No soy hombre de dar consejos, pero sí puedo transmitir, desde mi experiencia, aspectos definitivos en mi carrera profesional. Todos los tiempos vienen acompañados de oportunidades y dificultades particulares. Y los tiempos actuales no son una excepción.
Sin embargo, en el centro del despacho profesional siempre está y estará la persona y sus principios. Un despacho en el que la dirección da ejemplo, transmite cohesión, y sabe marcar los objetivos y valores comunes de la empresa, será un despacho con un equipo sólido, fuerte y motivado.
Quisiera concluir con una palabra que considero fundamental tanto para el éxito profesional como para la vida: la lealtad.